El teleférico es un medio de transporte y, al mismo tiempo, una atracción. En la ciudad, los pasajeros pueden disfrutar de vistas impresionantes y desplazarse cómodamente por encima de casas y calles. Un viaje en teleférico es una experiencia única e inolvidable, ya que desde arriba hay mucho por descubrir.

El teleférico es potente y eficiente desde el punto de vista energético, no emite gases de escape ni partículas. Un motor eléctrico mueve las cabinas de forma silenciosa por el aire. Pero el teleférico no es solamente respetuoso con el medio ambiente, también es un medio de transporte para todos, accesible y sin barreras arquitectónicas. ¿Navegar por la red en la cabina? Ningún problema. Los pasajeros tienen a su disposición servicios de información y entretenimiento, así como acceso gratuito a internet.

El teleférico cuenta con una serie de características y ventajas que combinan muy bien con otros medios de transporte. Amplía la infraestructura de transporte de una ciudad a un nivel de transporte completamente nuevo. Las estaciones de teleférico se integran perfectamente en el paisaje urbano. En los edificios de la estación se pueden añadir otro tipo de infraestructuras como por ejemplo tiendas.

El teleférico no pierde tiempo. Funciona continuamente sin un horario. Su capacidad de transporte es impresionante. No conoce los atascos, el ajetreo ni las calles congestionadas. Flota por encima de las calles y traslada a los pasajeros hasta su destino de forma rápida, fiable y planificada, tanto si son viajeros habituales como si son familias o turistas. De esta manera, la gente tiene tiempo para cosas más importantes

El teleférico es un medio de transporte para todos: jóvenes o mayores, trabajadores o jubilados. Además, no tiene barreras arquitectónicas: es posible transportar sin problemas sillas de ruedas, cochecitos de bebé y bicicletas. La entrada en las cabinas a ras del suelo de las estaciones permite un acceso sencillo. Como parte de la infraestructura urbana, el teleférico está disponible para todos y en cualquier momento.

La convivencia forma parte de la vida cotidiana. La gente se encuentra porque se desplaza. Ya sea de camino al trabajo, a la compra o en su tiempo libre: el teleférico no solo conecta lugares, también conecta vidas a través de la interacción, las vivencias y el tiempo.

De forma directa y de manera fiable hasta el destino: así es como se puede describir el viaje en teleférico. Integrado en el sistema de transporte, con el teleférico no hay necesidad de horarios, ya que se puede subir a las cabinas cada poco tiempo. Desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche, de forma continua y cómoda.

Con el teleférico se llega alto. Las cabinas se desplazan sobre la ciudad en un nuevo nivel de transporte. Como parte de una infraestructura integrada en un concepto bien pensado y adecuado, el teleférico no se ve obstaculizado por otros usuarios de la carretera, aunque esté interconectado con ellos. Este sistema de transporte amplía, conecta, cubre huecos y cumple las funciones cuando otros medios de transporte llegan a su límite. Se trata de una movilidad con visión de futuro: The Next Level of Mobility.

Durante décadas, el teleférico ha demostrado su eficacia transportando cada día a millones de personas. La amplia experiencia y los avances innovadores garantizan la máxima fiabilidad. La tecnología probada al más alto nivel y la gestión optimizada son la base para satisfacer las elevadas exigencias que plantea un medio de transporte urbano y sostenible.

La inversión en un teleférico es una inversión de futuro. Se puede planificar y construir en poco tiempo. Los costes, en comparación con otros medios de transporte, son asumibles y, además, se rentabilizan con el funcionamiento diario. La pequeña huella que deja en la ciudad, así como el consumo mínimo de recursos y espacio ya se ponen de manifiesto durante la construcción y se confirman después de su finalización. Un teleférico puede conseguir un gran rendimiento en poco espacio.